Del efectivo a los bonos: un cambio estratégico en la inversión pospandémica
A medida que las perturbaciones tras la pandemia en los mercados y las economías disminuyen, las tendencias a largo plazo se reafirman. Una señal clave de que los mercados están volviendo a los patrones históricos apareció en noviembre, cuando una medida de rendimiento común en el índice Bloomberg US Aggregate subió por encima de la tasa de política de la Reserva Federal por primera vez en más de un año.
Es difícil exagerar lo extraordinario que fue tener un rendimiento de un bono de referencia por debajo –a veces muy por debajo– de la tasa de los fondos federales durante un periodo tan prolongado. Antes de la pandemia, esto sólo ocurrió cuatro veces en este siglo, y nunca durante más de unas pocas semanas seguidas (ver la Figura 1).
Esta reversión prolongada de la tendencia habitual del mercado reflejó no sólo la política restrictiva de la Fed, sino también la respuesta de los inversionistas al aumento extremo de la inflación y otras consecuencias de la pandemia. Muchos inversionistas se refugiaron en el efectivo - que ofrecía rendimientos no vistos en décadas junto con una percepción de seguridad - y se quedaron allí.
Cambio de circunstancias
Dos años después, el panorama del mercado se ha transformado. Ahora que la Reserva Federal ha iniciado la senda de recortes de tasas, la sobreasignación de efectivo crea un riesgo de reinversión ya que los activos se transforman rápida y repetidamente en versiones de sí mismos con menores rendimientos.
Al mismo tiempo, fuimos testigos de un profundo cambio al alza en los rendimientos de los bonos desde los mínimos alcanzados en la era de la pandemia. En comparación con el efectivo, donde los rendimientos disminuyen a medida que caen las tasas de interés, los bonos ofrecen una oportunidad más atractiva: considere el mismo rendimiento del índice de bonos core medido contra otro indicador común del efectivo, el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 3 meses (ver Figura 2). Tanto el efectivo como los bonos ofrecieron rendimientos atractivos durante los últimos dos años, pero los inversionistas en efectivo, por naturaleza, no pueden mantener esos rendimientos durante periodos más largos. Por lo mismo, desde septiembre cuando la Fed redujo su tasa de política en 50 puntos básicos (pb), las perspectivas para los rendimientos del efectivo en relación con los bonos básicos disminuyeron significativamente.
La trayectoria de la Fed no está predeterminada, y de hecho podríamos ver algunas revisiones al alza en las proyecciones de tasas de los funcionarios tras la reunión de diciembre, pero los datos y las comunicaciones hasta la fecha sugieren que el escenario más probable es el de tasas gradualmente más bajas. La Fed busca asegurar un aterrizaje suave para la economía estadounidense – con mercados laborales saludables e inflación cerca del objetivo – y tiene flexibilidad para perseguir sus objetivos a pesar de obstáculos esperados o inesperados (por ejemplo, política comercial, geopolítica, sorpresas de precios). Este entorno de tasas es muy favorable para los bonos.
Bonos a largo plazo
Basándonos en las valoraciones relativas actuales y en las condiciones del mercado, creemos firmemente que la renta fija pública líquida y de alta calidad tiene un enorme valor. Los rendimientos iniciales son atractivos en comparación con otros activos en todo el espectro de riesgo y liquidez, incluido el efectivo, e históricamente, los rendimientos iniciales fueron un fuerte indicador del desempeño de la renta fija a largo plazo.
Además, los bonos están bien posicionados para soportar una variedad de escenarios fuera de la línea de base. Históricamente, los bonos de alta calidad tienden a tener un buen desempeño durante los aterrizajes suaves, y aún mejor en las recesiones, si ese escenario se concretara. Históricamente, los bonos han tenido también un buen desempeño en una variedad de escenarios diferentes de reducción de tasas (como los copos de nieve, no hay dos ciclos monetarios iguales) –ver Figura 3. Ya sea que la Fed adoptara un enfoque muy gradual (“más alto por más tiempo”), o iniciara una caída sustancial, o tomara un camino descendente en algún punto entre esos extremos, los bonos posteriormente superaron al efectivo en cada uno de esos entornos históricos de tasas.
Cobertura y diversificación del riesgo
El mercado de bonos en realidad está pagando a los inversionistas para que cubran y diversifiquen el riesgo. Los mercados de valores tienen una historia más accidentada, con ciclos de recortes de tasas y, de hecho, una volatilidad generalmente mayor a lo largo del tiempo, y estamos en un periodo de mayor inquietud geopolítica, junto con cambios de liderazgo en las principales economías de todo el mundo.
Los bonos y las acciones están correlacionados negativamente hoy, luego de moverse de forma más sincronizada durante el shock inflacionario posterior a la pandemia. Una correlación negativa entre acciones y bonos amplifica el potencial de los bonos para ser un ancla estable para los portafolios.
Las tendencias históricas también respaldan a los bonos como una cobertura de riesgo atractiva. Si analizamos los mercados de bonos y acciones en promedio desde 1973, durante los periodos en que los bonos básicos de Estados Unidos rindieron alrededor del 5% o más, mientras que los ratios de ganancias de las acciones estadounidenses estaban por encima de 30 (como ocurre hoy), los bonos ofrecieron retornos subsiguientes de cinco años más altos (ver Figura 4), y con una volatilidad potencialmente menor.
Una asignación a renta fija ofrece rendimientos atractivos, potencial de apreciación de precios y una cobertura líquida contra el riesgo de que las acciones u otros activos más volátiles experimenten una contracción sostenida.
Conclusiones
Las señales del mercado y los movimientos de la Reserva Federal significan que los rendimientos de los bonos dieron un giro. La combinación de altos rendimientos iniciales y la anticipación de tasas más bajas crea una perspectiva atractiva para una amplia variedad de bonos. Los inversionistas que disponen de efectivo deberían considerar la renta fija.
Avisos Legales
Todas las inversiones conllevan riesgos y pueden perder valor. Invertir en el mercado de bonos tiene riesgos, incluidos los de mercado, tasas de interés, emisor, crédito, inflación y liquidez. El valor de la mayoría de los bonos y las estrategias de renta fija se ve afectado por las variaciones en las tasas de interés. Los bonos y las estrategias de renta fija de mayor duración tienden a ser más sensibles y volátiles que los de menor duración; por lo general, los precios de los bonos disminuyen a medida que suben las tasas de interés, y los entornos de tasas de interés bajas aumentan este riesgo. Las reducciones en la capacidad de las contrapartes de bonos pueden contribuir a que la liquidez del mercado disminuya y la volatilidad de precios aumente. Las inversiones en bonos pueden valer más o menos que el costo original cuando se canjean. La renta variable puede perder valor debido a las condiciones generales del mercado, la economía y el sector, tanto reales como percibidas. Los títulos soberanos generalmente están respaldados por el gobierno emisor. Las obligaciones de agencias y autoridades públicas de Estados Unidos están respaldadas en distintos grados, pero en general no cuentan con el respaldo de la entera fe y crédito del gobierno. Los portafolios que invierten en ellos no están garantizados y su valor puede fluctuar.
El índice Bloomberg Barclays U.S. Aggregate representa los valores registrados en la SEC, sujetos a impuestos y denominados en dólares. Este índice cubre el mercado estadounidense de renta fija con grado de inversión y está compuesto por valores públicos y privados, valores hipotecarios de transferencia (pass-through) y valores respaldados por activos. A su vez, estos grandes sectores se subdividen en índices más específicos que se calculan y difunden de forma periódica.
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