Buscando resiliencia
Resumen
- La guerra en Ucrania ha ampliado las fracturas geopolíticas en el mundo, y en el horizonte secular vislumbramos riesgos de desglobalización y mercados de capitales más fragmentados.
- En este entorno, creemos que los gobiernos y los responsables de la toma de decisiones de las empresas se concentrarán cada vez más en buscar seguridad y crear resiliencia, lo que incluye el aumento del gasto en defensa y la diversificación de las cadenas de suministro. Es posible que estas tendencias incrementen las ineficiencias económicas y las presiones inflacionarias. Además, prevemos un elevado riesgo de recesión en los próximos dos años.
- Nuestra previsión secular de ciclos económicos más cortos y, dados los cambios en el entorno de la inflación, las menores respuestas de política justifican que nos enfoquemos en crear resiliencia en los portafolios en vez de buscar rendimientos. Las inversiones en renta fija, con niveles de rendimiento más elevados, desempeñarán un papel importante en la creación de resiliencia en los portafolios diversificados.
- Las estrategias de crédito privado pueden ser un complemento atractivo de las asignaciones de crédito público, aunque prevemos excesos en algunas partes de estos mercados. Durante los períodos de tensión de los mercados de créditos, nos proponemos favorecer el crédito corporativo de mayor calidad y proporcionar liquidez en vez de exigirla.
- En un contexto de mayores presiones inflacionarias, consideramos que los títulos del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS), los commodities y determinadas inversiones globales vinculadas a la inflación ofrecen una cobertura a un precio razonable.
El entorno macroeconómico mundial sigue estando lejos de ser normal, y los inversionistas tendrán que recorrer un camino inestable y difícil durante los próximos cinco años. Seguramente persistirán las perturbaciones y la incertidumbre, y la desglobalización ampliará las fisuras en la economía mundial. Un enfoque reflexivo y a largo plazo debería de ayudar a los inversionistas a transitar por tan arduo camino. Estas son algunas de las conclusiones clave del reciente Foro Secular anual de PIMCO, en el que nuestros profesionales de inversión, los oradores invitados (véase abajo) y el Consejo de Asesores Globales se reunieron en persona durante tres días de intensos debates.
La misma realidad
Tras una revisión detallada de nuestras publicaciones precedentes, consideramos que los temas que discutimos en nuestras Perspectivas Seculares de 2021, “La era de la transformación”, continúan resonando mucho hoy en día. Previmos un panorama macroeconómico más incierto y volátil, e identificamos las transformaciones ecológica, digital y social como los principales factores de las perturbaciones. Y nuestras expectativas de ciclos de crecimiento e inflación más cortos, con mayores amplitudes y más divergencias entre países siguen siendo válidas.
Sin embargo, la tarea obvia que teníamos por delante era examinar la perturbación masiva que no habíamos previsto el año pasado: la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero y la atroz guerra que se libra desde entonces, así como las sanciones económicas y financieras de gran alcance y otras respuestas de política de la mayoría de las democracias occidentales. Al reflexionar sobre las consecuencias de estos acontecimientos para nuestra tesis de inversión, nos pareció útil diferenciar entre nuestros horizontes cíclico a corto plazo (de seis a doce meses), a mediano plazo (de uno a dos años) y secular a largo plazo (de cinco años y años posteriores).
Perspectivas a corto plazo: antiequilibrio
Expusimos brevemente y confirmamos nuestra tesis cíclica, que compartimos en nuestras Perspectivas Cíclicas de marzo de 2022, “Antiequilibrio”. Los datos macroeconómicos recientes subrayan nuestra opinión de que el shock de la guerra y las sanciones, junto con los confinamientos relacionados con la COVID-19 en China, ha tenido un efecto estanflacionario, al impulsar aún más la inflación a corto plazo y frenar el crecimiento de las principales economías al punto de encaminarlo al estancamiento en el horizonte cíclico. Además, con una inflación general elevada en todo el mundo, que a la fecha de esta publicación se sitúa alrededor del 8% en EE. UU. y Europa, los principales bancos centrales parecen decididos a controlar la inflación primero y preocuparse por el crecimiento después, lo que nos lleva a nuestras perspectivas a mediano plazo.
Riesgo de recesión elevado a mediano plazo
Para los próximos dos años, prevemos un elevado riesgo de recesión a causa de mayores posibilidades de tumultos geopolíticos, una inflación creciente que reduce el ingreso real disponible de los hogares, y el gran énfasis de los bancos centrales en la lucha contra la inflación en primer lugar, lo que aumenta el riesgo de accidentes financieros además del fuerte endurecimiento de las condiciones financieras ya observado.
Además, siempre y cuando ocurra una próxima recesión, suponemos que las respuestas monetarias y fiscales serán más cautelosas y llegarán más tarde que en las recesiones pasadas, cuando la inflación no era motivo de preocupación y tanto los niveles de deuda pública como los balances de los bancos centrales eran más reducidos. Si bien los responsables de formular las políticas fiscales aplicaron la lecciones aprendidas de la moderada recuperación económica que siguió a la crisis financiera mundial respondiendo respondiendo de una manera más contundente a la recesión ocasionada por la pandemia, es posible que la elevada inflación actual los disuada de reconsiderar esas mismas medidas, especialmente en Estados Unidos.
Así, aunque por muchas razones opinamos que es poco probable que la próxima recesión sea tan profunda como la Gran Recesión de 2008 o la brusca paralización por la COVID-19 de 2020, es muy posible que sea más prolongada y/o que la recuperación que le siga sea más lenta debido a una respuesta menos vigorosa de los bancos centrales y los gobiernos.
Tema secular: Buscando resiliencia
Una consecuencia crucial a largo plazo de la guerra en Ucrania y de las respuestas a esta es la ampliación de las fracturas geopolíticas, que podría acelerar el paso de un mundo unipolar a uno bipolar o multipolar. Las fracturas ya habían empezado a hacerse visibles cuando China comenzó a perfilarse como un agente económico y geopolítico de primer orden y con la escéptica postura de los gobiernos occidentales ante China.
En un mundo más fracturado, creemos que los gobiernos y los responsables de la toma de decisiones de las empresas se centrarán cada vez más en la búsqueda de seguridad y en la creación de resiliencia:
- Dado el riesgo de un conflicto militar más grave a raíz de la agresión rusa contra Ucrania, muchos gobiernos, especialmente en Europa pero también en otros lugares, han anunciado que planean aumentar su gasto en defensa e invertir en seguridad energética y alimentaria.
- Muchos responsables de la toma de decisiones de las empresas se centran en la creación de cadenas de suministro más resilientes mediante la diversificación global y las relaciones comerciales con países amigos y cercanos. Estos esfuerzos ya estaban en marcha debido a las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, y porque la pandemia de COVID-19 demostró la fragilidad de las cadenas de valor complejas; y es probable que se intensifiquen ante la inseguridad del entorno geopolítico.
- Además, en respuesta a los riesgos relacionados con el clima y a la crisis de COVID19, la mayoría de los gobiernos y muchas empresas han aumentado sus medidas para mitigar el calentamiento global y adaptarse al mismo, así como para mejorar la seguridad sanitaria de sus ciudadanos y empleados.
Pero la búsqueda de resiliencia y seguridad a menudo puede ir en detrimento de la eficiencia económica a corto plazo. Consideramos que esta tendencia secular tiene cinco grandes implicaciones macroeconómicas:
En primer lugar, el aumento del gasto en muchos ámbitos —como los de defensa, atención de la salud, seguridad energética y alimentaria, resiliencia de las cadenas de suministro, y mitigación del riesgo climático y adaptación al mismo—, en la medida en que no se vea compensado por recortes en otros ámbitos, puede apoyar la demanda agregada en el horizonte secular. No obstante, es posible que gran parte del gasto adicional no ayude al crecimiento de la productividad a largo plazo, a menos que las empresas se esfuercen para incrementarla a través de una inversión acelerada en tecnología. Además, es probable que la búsqueda de resiliencia vaya acompañada de mayores exigencias normativas y proteccionismo, lo que podría lastrar el crecimiento a largo plazo. En general, nos parece poco probable que en el horizonte secular el crecimiento de la producción supere sustancialmente al registrado en la década anterior a la pandemia.
En segundo lugar, la búsqueda de resiliencia y seguridad crea ciertas condiciones que favorecen la inflación puesto que motiva a las empresas a despedir personal de sus cadenas de suministro y acercarlas a su respectiva sede. En la medida en que los gobiernos se vuelvan más restrictivos en materia de inmigración, podría disminuir la competitividad en los mercados laborales, y esto podría dar lugar a mayores presiones salariales. Además, la transición verde, que se supone propiciará una reducción de los precios de los energéticos gracias al abaratamiento de las energías renovables, podría tener el efecto contrario durante un tiempo, ya que cabe la posibilidad de que la oferta de energías sucias se reduzca más rápidamente de lo que crezca la oferta de energías renovables. Sin embargo, creemos que, en última instancia, la posibilidad de que esos factores favorezcan que la inflación aumente de manera continua en el horizonte secular dependerá de las políticas fiscales y monetarias.
En tercer lugar, dado lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a un dilema. El apoyo a la demanda agregada y el fomento de la resiliencia se producirían a costa de una mayor inflación. Por el contrario, controlar la inflación de modo que volviera a situarse en la cifra fijada como objetivo por los bancos centrales sería costoso en términos de demanda y empleo. Por ahora, habida cuenta de que esa cifra se ha rebasado por mucho, la mayoría de los bancos centrales están poniendo énfasis en combatir la inflación. Pero no saben si seguirán haciéndolo una vez que este indicador se sitúe cerca del objetivo o si tolerarán que lo supere por un margen moderado. Nuestra opinión general es que los riesgos de inflación mostrarán una tendencia al alza en el horizonte secular.
En cuarto lugar, prevemos que en el horizonte secular habrá mayores probabilidades de que se produzcan ciclos de incumplimiento y otros eventos crediticios en el sector privado. Además, seguramente los balances de los sectores público y privado se verán presionados por la exigencia de aumentar el gasto en seguridad y la resiliencia, los costos del servicio de la deuda serán mayores y el riesgo de recesión es evidente. Ante la elevada inflación, es posible que los bancos centrales estén menos dispuestos a apoyar a los deudores del sector privado o no sean capaces de hacerlo. También es posible que los gobiernos estén menos dispuestos a ayudar debido al aumento de los niveles de deuda durante la pandemia, así como a la necesidad de financiar el alza de los costos de las pensiones y de la asistencia sanitaria a causa del envejecimiento de la población.
En quinto lugar, pero no por ello menos importante, en el horizonte secular vislumbramos un riesgo de desglobalización financiera y una mayor fragmentación de los mercados de capitales, una “guerra de capitales” —en palabras de uno de nuestros participantes en el foro. Es muy posible que la militarización de las sanciones financieras y de las tenencias de reservas de divisas aumente el sesgo hacia los mercados nacionales por parte de las entidades de crédito públicas y privadas de los países con superávit en la cuenta corriente, lo que con el tiempo daría lugar a que se redujeran los flujos financieros hacia el dólar estadounidense. Sin embargo, dada la falta de mejores divisas alternativas al dólar con mercados de capitales profundos y líquidos, es probable que tales cambios no sean repentinos, sino más bien muy lentos, y vayan más allá de nuestro horizonte secular.
Conclusiones de inversión
Creemos que con toda seguridad ya sobrepasamos el mundo que en otro momento caracterizamos como la “nueva normalidad”, con un crecimiento modesto pero estable y una inflación persistentemente inferior al nivel fijado como objetivo por los bancos centrales. En ese periodo, muchos inversionistas se vieron recompensados por “buscar rentabilidad” y comprar activos en mercados bajistas, anticipándose a las acciones de dichos bancos y aprovechando el apoyo de la política fiscal a los activos de riesgo durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, en el horizonte secular vislumbramos la posibilidad de que los bancos centrales sean menos capaces de reprimir las fluctuaciones de mercado y apoyar la rentabilidad en los mercados de activos financieros.
Creación de resiliencia
De cara al futuro, opinamos que los inversionistas, en vez de buscar rendimientos, procurarán fomentar la resiliencia asignando a sus portafolios activos más robustos ante un entorno más incierto en cuanto a la volatilidad macroeconómica y de mercado y al apoyo de los bancos centrales. Por nuestra parte, trataremos de crear resiliencia en las carteras que gestionamos en nombre de los clientes y de beneficiarnos durante los periodos de volatilidad de mercado.
Habrá que estar más atentos a la diversificación. En tanto los responsables de la toma de decisiones de las empresas se esfuerzan por diversificar sus cadenas de suministro, los inversionistas pueden tratar de diversificar sus portafolios a la luz de los factores y riesgos geopolíticos. Existe la posibilidad de resultados sorpresivos, como lo ha sido el rápido aislamiento de Rusia del sistema financiero mundial. También existe la posibilidad de que los gobiernos y las empresas se vean obligados a aclarar de qué lado están en las divisiones geopolíticas, arriesgándose a sanciones, controles de capital y, en última instancia, confiscaciones. Además de la diversificación entre clases de activos, estas consideraciones de carácter geopolítico pueden repercutir en las decisiones de inversión y las primas de riesgo requeridas.
Un mundo de baja rentabilidad
Las valoraciones de partida, incluso tras la debilidad que hemos observado en los mercados de activos en los últimos meses, y nuestro supuesto de un entorno macroeconómico y de mercado más volátil exigen expectativas bajas y realistas respecto a la rentabilidad de los mercados de activos en el horizonte secular. Nuestra previsión de ciclos más cortos y más inciertos y —dados los cambios en el entorno de inflación— de respuestas de política menos amplias, también indica la necesidad de enfocarse en la resiliencia de los portafolios en vez de en la obtención de rendimientos. Prevemos altas probabilidades de recesión en EE. UU. y en otras economías avanzadas en los próximos dos años; esto asimismo requiere una evaluación clara de la posible rentabilidad en el mercado de activos y un énfasis en la preservación del capital.
No obstante, el rendimiento de los índices de referencia de los bonos tradicionales se ha recuperado en relación con los mínimos registrados en la era de la COVID-19 y según nuestras perspectivas del escenario base, en los mercados a plazo ya se está reflejando, o pronto se reflejará, el probable máximo secular de las tasas de referencia en diferentes países. Los bancos centrales deberían disponer de un mayor margen para realizar recortes de política monetaria convencional en caso de que las presiones inflacionarias se consideren manejables y las tasas de interés de mercado se sitúen por encima de los límites inferiores registrados en los últimos años, lo que supondría la posibilidad de obtener un rendimiento atractivo en los mercados de bonos en un entorno de recesión.
En el horizonte secular, prevemos rendimientos positivos en la mayoría de los índices de referencia de los bonos y que la renta fija, a niveles de rendimiento más altos, contribuirá significativamente a la creación de resiliencia en los portafolios diversificados.
Anclaje de las tasas de los bancos centrales y mayor prima de riesgo de los bonos
Aunque ya sobrepasamos el período de nueva normalidad de las primeras décadas de este siglo, creemos que es probable que las bajas tasas de interés reales de la nueva neutralidad perduren más allá de la lucha cíclica contra la inflación. Los factores seculares que han propiciado el descenso de las tasas de referencia neutrales, como la demografía, el exceso de ahorro a nivel mundial y los altos niveles de deuda, probablemente seguirán anclando dichas tasas en niveles bajos, aunque al margen se pueden observar presiones al alza por factores inflacionarios, como la desglobalización y el énfasis en la resiliencia de las cadenas de suministro.
El predominio financiero —el impacto de una política monetaria más estricta directamente en los mercados financieros, además del impacto a través de las variables macroeconómicas— probablemente limitará la medida en que las tasas de política aumenten significativamente por encima del nivel reflejado en los mercados a plazo, salvo en el escenario de riesgo de persistencia de una inflación excesiva y un aumento de las expectativas de inflación que obligue a los bancos centrales a fijar tasas de referencia elevadas considerando la recesión como objetivo y no solo como subproducto residual.
En un mundo de mayor incertidumbre en torno a las perspectivas macroeconómicas y, en particular, a la trayectoria futura de la inflación, prevemos que los mercados financieros exijan una mayor prima de plazo —es decir, una compensación por el riesgo de los bonos— para las tenencias de bonos a más largo plazo. Es probable que haya quedado atrás el período de primas de riesgo comprimidas, cuando la demanda de protección contra riesgos económicos a la baja superaba la inquietud por la inflación. En general, prevemos aumentos en las primas de plazo.
A corto plazo, es posible que la curva se nivele, conforme los mercados evalúen los nuevos datos de inflación y el equilibrio entre los riesgos de inflación y recesión. Pero a lo largo de todo el periodo secular, prevemos el restablecimiento de curvas más pronunciadas en un entorno de riesgo de inflación bidireccional con respecto a los objetivos de los bancos centrales y de mayores probabilidades de presiones inflacionarias duraderas al alza en comparación con el mundo de la nueva normalidad.
En cuanto a las tasas de interés de mercado, esperamos que sigan siendo un ancla importante las bajas tasas de los bancos centrales (bajas en comparación con los primeros años de la década de 2020, al menos). Según nuestras perspectivas del escenario base, donde utilizamos como referencia el rendimiento de los bonos del Tesoro de EE. UU. a 10 años, se registrará un rango similar o ligeramente superior al que ha prevalecido en la última década, con exclusión del período de COVID-19 de 2020. Esto equivale a un rango estimado de entre el 1,5% y el 4%. El extremo más alto del rango implica la posibilidad de un mayor ajuste de precios en comparación con la experiencia de la última década, en la que el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años ha superado el 3% durante un breve período. Esto refleja nuestra previsión de una inflación más alta que en la última década, cuando los bancos centrales no alcanzaron sus objetivos —y de mayores riesgos de inflación al alza tanto cíclica como secularmente—. Y, por supuesto, hay factores de riesgo que podrían situar los rendimientos por encima o por debajo de esta expectativa del escenario base.
Mayor prima de riesgo de la renta variable
Unos ciclos económicos más cortos y una mayor volatilidad macroeconómica también podrían elevar las primas de riesgo de la renta variable (es decir, los inversionistas podrían exigir una prima más alta por las tenencias de acciones que por las de bonos). Asimismo, un entorno de mayor inflación tendería a socavar el crecimiento de los beneficios nominales y reducir los márgenes —y, con ello, hacerlos más volátiles—.
Además de una larga lista de factores inflacionarios, niveles de inventario más altos, cadenas de suministro menos eficientes, mano de obra más cara y mayores necesidades de inversión, los márgenes pueden verse presionados por el aumento de los gastos por intereses e impuestos. Durante la última década, una parte significativa de la mejora del rendimiento del capital de las empresas se ha derivado de las tendencias a la baja de los gastos de operación (por ej., por concepto de intereses es impuestos). Es poco probable que estas tendencias a la baja en los gastos de las empresas se mantengan en el horizonte secular.
En consecuencia, esperamos que los mercados de renta variable ofrezcan una rentabilidad prospectiva inferior a la que los inversionistas han obtenido desde la crisis financiera mundial. Dada la escasa visibilidad del crecimiento y la rentabilidad, es probable que los inversionistas exijan mayores primas de riesgo para las acciones y den prioridad a las ganancias fiables. Esta perspectiva refuerza nuestro interés en la calidad y la importancia de una selección cuidadosa. Para generar alfa en un mundo con una beta menos gratificante, será fundamental reconocer los temas seculares e identificar a los beneficiarios del nuevo entorno.
Búsqueda de protección contra la inflación
Dada la posibilidad de que aumenten las presiones inflacionarias en el horizonte secular de cinco años, consideramos que los títulos del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS) y determinados mercados mundiales de inflación ofrecen una cobertura contra la inflación sorpresiva a un precio razonable. Actualmente, la valoración de los TIPS refleja la posibilidad de que en un plazo de 12 a 18 meses la inflación se reubique en el 2% fijado como objetivo por la Reserva Federal. Esto coincide con nuestra previsión del escenario base, pero el resultado no es del todo seguro.
Los mercados de los commodities también podrían proporcionar una valiosa cobertura contra la inflación, en especial la sorpresiva, con una beta histórica (es decir, una sensibilidad positiva alta) mucho mayor a la de los TIPS. En lo que va de 2022, los mercados de commodities en general han seguido una trayectoria de fortalecimiento, debido al choque de la recuperación de la demanda con varios años de escasa inversión en la oferta, sobre todo en el sector energético. Los sucesos en Ucrania han acelerado esta tendencia y puesto al descubierto un mercado que necesita emprender un importante ciclo de inversión para satisfacer las necesidades energéticas futuras y abordar los problemas climáticos y de seguridad. Por ello, creemos que se necesitan precios más altos y sostenidos para motivar el movimiento de capital y generar suficientes inversiones en los mercados de energéticos, al menos en el horizonte secular.
Lo inmuebles también pueden servir de cobertura contra la inflación, sobre todo en sectores tales como los de viviendas multifamiliares y alquiler de almacenamiento, donde el plazo de los contratos suele ser inferior a un año. En Europa, incluso los alquileres de oficinas y espacios industriales con frecuencia están vinculados a los índices de inflación. Además, los indicadores fundamentales siguen siendo positivos en la mayoría de los segmentos del sector inmobiliario, ya que los niveles de ocupación se mantienen elevados y es probable que la nueva oferta continúe limitada por el aumento de los costos de construcción.
Cautela con el crédito corporativo: enfoque en la calidad
La escasa liquidez general de los mercados de crédito público, junto con nuestras perspectivas de mayor volatilidad macroeconómica, el riesgo de recesión a mediano plazo y el menor apoyo de los bancos centrales y de la política fiscal, justifican que mantengamos un enfoque de mejora de la calidad en las inversiones en crédito empresarial. Existe la posibilidad de más incumplimientos y mayores pérdidas de crédito en una recesión donde hay menos apoyo monetario y fiscal en comparación con la experiencia de compra de activos en mercados bajistas de la última década. No creemos que el amplio apoyo de política prestado a los emisores corporativos durante la emergencia sanitaria de COVID-19 constituya un nuevo parámetro de referencia. Más bien, seguramente los bancos centrales —enfocados en la inflación— y los gobiernos —enfocados en las cuestiones de seguridad nacional y seguridad ambiental— estarán mucho menos dispuestos a apoyar a las empresas fuera de los sectores considerados importantes para la creación de resiliencia prevista.
Como siempre, nos basaremos en las reflexiones de nuestro equipo global de gestores de portafolios de crédito y analistas de investigación crediticia para seleccionar las sobreponderaciones y subponderaciones en crédito corporativo. Nos inclinamos por las inversiones con garantía y trataremos de obtener condiciones atractivas y una documentación clara en las inversiones de crédito sin garantía. Durante los períodos de tensión de los mercados de créditos, trataremos de evitar posiciones que nos expongan a un riesgo importante en un ciclo de incumplimientos sostenidos y posicionarnos a modo de proporcionar liquidez en vez de exigirla.
Oportunidades y riesgos del crédito privado
Las estrategias de crédito privado pueden complementar las asignaciones a crédito público, y en un entorno más difícil para este último, esperamos encontrar buenas oportunidades para los portafolios con una orientación a largo plazo y una alta tolerancia al riesgo.
En los últimos años, los mercados de crédito privado han mostrado algunos de los excesos que hemos podido observar en el crédito público, sobre todo en las transacciones de financiamiento corporativo muy apalancadas, que se han vuelto más frecuentes. Suponemos que esos excesos darán lugar a un vasto conjunto de oportunidades para las soluciones de financiamiento privado selectivas, a medida que los balances con un nivel de endeudamiento demasiado alto se ajusten a valoraciones y supuestos de crecimiento más realistas. Si bien esperamos tiempos más difíciles para las exposiciones en crédito corporativo privado preexistentes, visualizamos un mejor desempeño relativo en algunos de segmentos menos concurridos del financiamiento privado. Por ejemplo, suponemos que el financiamiento privado en la forma de créditos al consumo e hipotecarios estará especialmente bien posicionado para generar rendimientos atractivos en los próximos años, dado que los saldos de los hogares se han venido desapalancando durante más de una década (mientras que las empresas se han venido reapalancando). Opinamos que las oportunidades en otros segmentos diversificados del espacio de crédito privado, como los de financiamiento de aeronaves, préstamos inmobiliarios, arrendamiento financiero de equipos y financiamiento de regalías, podrían superar las del sector deuda privada corporativa, más amplio, dadas las condiciones y las valoraciones iniciales más positivas en general.
Ganadores y perdedores en los mercados emergentes
Esperamos que los mercados emergentes (ME) ofrezcan buenas oportunidades, y destacamos la importancia de la inversión activa para distinguir entre los posibles ganadores y perdedores en un entorno de inversión difícil. Es de esperar que algunos países se beneficien de la demanda de bienes de capital y que los exportadores de commodities se beneficien de la mejora de las relaciones de intercambio. Asimismo, es posible que otros países de ME con indicadores fundamentales y marcos políticos débiles se vean más expuestos en un mundo de ciclos más cortos y mayor volatilidad macroeconómica. Por su parte, los importadores de commodities podrían enfrentarse a grandes dificultades.
Como ya se mencionó, en un mundo fracturado en el que hay que prestar mucha atención a las líneas divisorias militares y estratégicas, para las inversiones en mercados emergentes podría revestir especial importancia la idoneidad de la diversificación y de las primas de riesgo. Esto refuerza los argumentos a favor de la gestión y la toma de decisiones activas debido al riesgo de sanciones y confiscaciones, así como a la posibilidad de sorpresas por lo vaivenes políticos tanto en los países como a escala regional y mundial.
Divisas: el dólar estadounidense como puerto en la tormenta
Aunque el dólar estadounidense parece sobrevaluado según los parámetros convencionales, creemos que —habida cuenta del riesgo de recesión a mediano plazo y la expectativa de una mayor volatilidad macroeconómica— seguirá beneficiándose en su carácter de puerto en la tormenta: una fuente percibida como relativamente segura en los períodos de volatilidad macroeconómica y de mercado. Esto implica que cuando se busque valor, por ejemplo a través de divisas relativamente baratas de países emergentes o de las divisas del G-10, lo más sensato sería considerar una canasta de financiamiento diversificada entre países en vez de poner énfasis en los cruces con el dólar.
Oportunidades globales
Además de una menor rentabilidad de las clases de activos en general y una mayor volatilidad de la misma en el horizonte secular, prevemos más diferenciación entre países en un entorno de inestabilidad geopolítica y colas más gruesas en la distribución. Una mayor volatilidad y más diferenciación en la rentabilidad a nivel macroeconómico y de mercado las rentabilidades macroeconómicas y de mercado traerán tanto riesgos como oportunidades. Intentaremos mantener portafolios resilientes, pero también adoptaremos un enfoque global, en busca de maximizar el conjunto de oportunidades y aprovechar las mejores, así como mitigar los riesgos de los vínculos más débiles. Un mundo de mayor sesgo nacional de los participantes en el mercado, una mayor desglobalización y una mayor fragmentación de los mercados de capitales pueden ofrecer oportunidades para los inversionistas con una mentalidad global y para que los equipos de inversión busquen y aprovechen oportunidades.
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Sobre nuestros foros
El proceso de inversión de PIMCO, que hemos venido probando y perfeccionando durante más de 50 años prácticamente en todos los entornos de mercado, está anclado en el Foro Secular y el Foro Cíclico de PIMCO. Cuatro veces al año, nuestros profesionales de inversión de todo el mundo se reúnen para analizar y debatir la situación de los mercados y la economía globales e identificar las tendencias que creemos que tendrán implicaciones de inversión importantes.
En el Foro Secular, que se celebra anualmente, nos centramos en las perspectivas para los próximos tres a cinco años, lo que nos permite posicionar los portafolios de manera que podamos beneficiarnos de los cambios estructurales y las tendencias en la economía global. Dada nuestra convicción de que la diversidad de ideas produce mejores resultados de inversión, invitamos a oradores distinguidos —economistas galardonados con el premio Nobel, responsables de formular políticas, inversionistas e historiadores— que aportan valiosas perspectivas multidimensionales a nuestros debates. También, nos complace la participación activa del Consejo de Asesores Globales de PIMCO, un equipo de cinco expertos en asuntos económicos y políticos reconocidos en todo el mundo.
En el Foro Cíclico, que se celebra tres veces al año, nos centramos en las perspectivas para los próximos seis a doce meses, analizando la dinámica del ciclo de negocios en los principales mercados desarrollados y emergentes con énfasis en identificar los posibles cambios en las políticas monetarias y fiscales, las primas de riesgo de mercado y las valoraciones relativas que impulsan el posicionamiento de los portafolios.
Avisos Legales
La rentabilidad pasada no es garantía ni un indicador confiable de los resultados futuros.
Todas las inversiones implican riesgos y pueden perder valor. Invertir en el mercado de bonos tiene riesgos, incluidos los de mercado, tasas de interés, emisor, crédito, inflación y liquidez. El valor de la mayoría de los bonos y las estrategias de renta fija se ve afectado por las variaciones en las tasas de interés. Los bonos y las estrategias de renta fija de mayor duración tienden a ser más sensibles y volátiles que los de menor duración; por lo general, los precios de los bonos disminuyen a medida que suben las tasas de interés y los entornos de tasas de interés bajas aumentan este riesgo. Las reducciones en la capacidad de las contrapartes de bonos pueden motivar que la liquidez del mercado disminuya y la volatilidad de precios aumente. Las inversiones en bonos pueden valer más o menos que el costo original al rescate. Los bonos atados a la inflación (ILB) emitidos por un gobierno son títulos de renta fija cuyo valor principal se ajusta periódicamente de acuerdo con la tasa de inflación y pierden valor cuando las tasas de interés reales suben. Los títulos del Tesoro protegidos contra la inflación (TIPS) son ILB emitidos por el gobierno de los Estados Unidos. Los commodities presentan mayores riesgos, como los de mercado, político, normativo y de condiciones naturales, y pueden no ser adecuados para todos los inversionistas. La renta variable puede perder valor debido a las condiciones generales del mercado, la economía y la industria, tanto reales como percibidas. El valor de los inmueblesy los portafolios que invierten en el sector inmobiliario puede fluctuar debido a pérdidas por siniestro o embargo, cambios en las condiciones económicas locales y generales, la oferta y la demanda, las tasas de interés, el impuesto predial, las restricciones normativas sobre alquileres, las leyes de zonificación y los gastos operativos. Invertir en títulos denominados en moneda extranjera o domiciliados en el extranjero puede implicar riesgos elevados debido a las fluctuaciones cambiarias y los riesgos político y económico, que pueden aumentar en los mercados emergentes. Las tasas cambiarias pueden fluctuar considerablemente en períodos de tiempo cortos y reducir la rentabilidad de un portafolio. El crédito privado involucra inversiones en valores no cotizados en bolsa que pueden estar expuestos al riesgo de iliquidez. Los portafolios que invierten en crédito privado pueden estar apalancados e incurrir en prácticas de inversión especulativas que aumentan el riesgo de pérdida de la inversión. La diversificación no es una garantía contra las pérdidas. El riesgo de gestión es el riesgo de que las técnicas de inversión y los análisis de riesgo aplicados por el gestor de inversiones no produzcan los resultados deseados y que determinadas políticas o eventos puedan afectar las técnicas de inversión disponibles para el gestor en relación con la gestión de la estrategia.
Las declaraciones relacionadas con las tendencias de los mercados financieros o las estrategias de portafolio se basan en las condiciones actuales, que pueden fluctuar. No existe ninguna garantía de que estas estrategias de inversión funcionen en todas las condiciones de mercado o sean adecuadas para todos los inversionistas, por lo que cada uno de ellos debe evaluar su capacidad para invertir a largo plazo, especialmente durante períodos bajistas del mercado. Antes de tomar una decisión, los inversionistas deben consultar a un profesional en la materia. Las perspectivas y las estrategias están sujetas a cambios sin previo aviso.
Los pronósticos, las estimaciones y cierta información que contiene el presente documento se basan en investigaciones propias y no deben considerarse como una asesoría o recomendación de inversión respecto a un valor, una estrategia o un producto en particular. No hay ninguna garantía de que se logren los resultados previstos.
Alfa es una medida de desempeño ajustado al riesgo que se calcula comparando la volatilidad (riesgo de precio) de un portafolio y su desempeño ajustado al riesgo en relación con un índice de referencia; la rentabilidad relativa excedente con respecto ese índice representa el alfa. Beta es una medida de sensibilidad del precio frente a las fluctuaciones del mercado. La beta del mercado es 1.La correlación corresponde a la medida estadística de las fluctuaciones comparadas de dos valores.
Aquí, los términos “barato(a)” y “caro(a)” generalmente se refieren a un instrumento o una clase de activos que se considera sustancialmente subvalorado(a) o sobrevalorado(a) en comparación tanto con su promedio histórico como con las expectativas del gestor de inversiones. No hay garantía en cuanto a los resultados futuros ni de que la valoración de un instrumento asegure una ganancia o proteja contra una pérdida.
PIMCO, en general, ofrece servicios a instituciones, intermediarios financieros e inversionistas institucionales calificados. Los inversionistas individuales deben consultar a su asesor financiero para elegir las opciones de inversión más adecuadas para ellos. Este material contiene las opiniones del gestor, que están sujetas a cambio sin previo aviso. Se distribuye solo a título informativo. Los pronósticos, las estimaciones y cierta información que contiene el presente documento se basan en investigaciones propias y no deben considerarse como una asesoría o recomendación de inversión respecto a un valor, una estrategia o un producto en particular. Esta información se obtuvo de fuentes consideradas fiables, pero no ofrecemos ninguna garantía al respecto. Se prohíbe reproducir de cualquier forma el presente material ya sea en su totalidad o en parte, así como hacer referencia a él en cualquier otra publicación, sin previo permiso por escrito. PIMCO es una marca comercial de Allianz Asset Management of America LLC en los Estados Unidos y el resto del mundo. THE NEW NEUTRAL es una marca comercial de Pacific Investment Management Company LLC en Estados Unidos y el resto del mundo. 2023, PIMCO.